Este artículo es un extracto de la guía del libro de Shortform "The Now Habit" de Neil A. Fiore. Shortform tiene los mejores resúmenes y análisis del mundo de los libros que deberías leer.
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¿Tiende a procrastinar los proyectos importantes, retrasándolos hasta el último minuto? ¿Por qué procrastinamos? ¿Es la procrastinación un síntoma de pereza?
Antes de enfrentarnos a la procrastinación, debemos entender por qué lo hacemos. Según Neil Fiore, autor de The Now Habit, la procrastinación no es un defecto de carácter, sino un síntoma de un malestar psicológico subyacente.
He aquí por qué procrastinamos y cómo evitarlo, según Neil Fiore.
Desmontando el mito: la procrastinación no es pereza
Tradicionalmente, tendemos a pensar que la procrastinación es el resultado de la pereza. Según este punto de vista, la procrastinación en sí misma es el problema fundamental: es el resultado de un fallo de motivación o fuerza de voluntad, y la solución es esforzarse más y ser más disciplinado. Por el contrario, Fiore sostiene que la procrastinación no es el problema principal, sino que lo hacemos porque estamos ansiosos por empezar (o terminar) una tarea. En su opinión, la procrastinación es un mecanismo natural que adoptamos para hacer frente al estrés que nos produce la tarea.
Por desgracia, afirma Fiore, padres, profesores, supervisores y la sociedad en general nos han condicionado a creer en la interpretación de la pereza, lo que no hace sino agravar el problema. Dice que nos enseñan que el trabajo debe ser difícil y desagradable y que jugar y relajarse son pérdidas de tiempo frívolas. Como resultado, dice, llegamos a temer el trabajo, lo que nos hace querer evitarlo, pero luego nos sentimos culpables siempre que no estamos trabajando, y no estamos dispuestos a programar tiempo deliberado para jugar (ya que ese tiempo podría utilizarse "mejor" haciendo más trabajo).
Estas actitudes se combinan para formar un círculo vicioso: Sentimos tanto estrés y culpa por el trabajo que nos escondemos de él procrastinándolo, lo que sólo aumenta el estrés y la culpa y nos lleva a seguir evitándolo. Y como sentimos que no podemos jugar (al menos, no hasta que el trabajo esté terminado, cosa que nunca ocurre), empezamos a resentirnos con el trabajo porque nos impide hacer las cosas que preferiríamos estar haciendo.
Fiore dice que la solución es deshacer nuestras suposiciones tradicionales sobre el trabajo y el ocio. Su idea es que, si dedicamos tiempo al ocio y la relajación, llevaremos una vida más equilibrada y satisfactoria, y dejaremos de resentirnos con el trabajo por ocupar todo nuestro tiempo. Del mismo modo, en lugar de asumir que el trabajo debe ser difícil y desagradable, recomienda encontrar formas de hacerlo más fácil para reducir la presión que sentimos a su alrededor.
Por qué nos asusta el trabajo
Fiore afirma que la procrastinación es un síntoma de ansiedad ante el trabajo, por lo que, para entender mejor por qué procrastinamos y cómo evitarlo, empezaremos por analizar algunas de las razones por las que el trabajo nos resulta tan estresante.
Perfeccionismo
Fiore sostiene que la razón más común por la que nos da pavor el trabajo es el perfeccionismo: nos imponemos unos niveles de exigencia imposiblemente altos y nos decimos a nosotros mismos que si no los cumplimos habrá consecuencias nefastas. Por ejemplo, una estudiante puede decirse a sí misma que tiene que sacar sobresalientes o, de lo contrario, será una fracasada que nunca conseguirá un buen trabajo. Fiore señala que a menudo adoptamos esas normas de otras personas: padres, profesores, jefes, etcétera.
Según Fiore, el perfeccionismo dificulta incluso empezar a trabajar en algo. Si tu objetivo es ser perfecto, tienes casi garantizado el fracaso, así que ¿para qué esforzarse? Además, según Fiore, una vez que posponemos las cosas, solemos sentirnos mal y nos decimos a nosotros mismos que somos unos vagos. Ese discurso negativo genera más ansiedad, lo que a su vez dificulta aún más la vuelta al trabajo al crear más presión.
Miedo al éxito
Mientras que el perfeccionismo nos hace evitar trabajar por miedo al fracaso, Fiore afirma que también es posible procrastinar por miedo al éxito. El miedo al éxito puede deberse a varias razones:
1) Tememos alejarnos de nuestros amigos, compañeros o familiares si les superamos. Por ejemplo, una estudiante de sobresaliente puede reducir deliberadamente el esfuerzo que dedica a sus tareas escolares por miedo a que sus amigos la tachen de "empollona" o "mascota del profesor".
2) Nos inquietan los grandes cambios vitales que a veces conlleva el éxito. Por ejemplo, el éxito en la búsqueda de empleo puede significar mudarse a un nuevo lugar, adaptarse a un nuevo entorno social y aprender una nueva serie de habilidades y responsabilidades.
3) Tememos que el éxito aumente las expectativas de los demás hasta llegar a un punto en el que decepcionarlos está garantizado. Por ejemplo, puede que nuestra hipotética estudiante no quiera sacar sobresalientes porque sospecha que si los saca una vez, sus padres y profesores esperarán que los saque todos los semestres.
Frustración e impotencia
Por último, Fiore sostiene que a veces procrastinamos como forma de controlar nuestra situación. Por ejemplo, si te sientes impotente en tu trabajo, puede que inconscientemente sientas que evitar el trabajo es la única forma de expresarte. Del mismo modo, Fiore señala que si has interiorizado la lección de que siempre debes estar trabajando y nunca debes tomarte tiempo para jugar, puedes llegar a la conclusión de que no tiene sentido trabajar duro porque el trabajo duro sólo conduce a más trabajo duro. Cuando eso ocurre, procrastinamos porque la procrastinación parece ser nuestra única escapatoria posible de la monotonía de la vida misma.
El patrón de la dilación
Ahora que hemos explorado por qué procrastinamos, examinaremos cómo es realmente la procrastinación para que puedas reconocerla en tu propia vida. Fiore dice que la procrastinación tiende a seguir un patrón predecible:
1) Haces que una tarea parezca más trascendental de lo que realmente es pensando que tu identidad, felicidad, valía, etc. dependen de tu éxito. Por ejemplo, si tienes una entrevista de trabajo, puedes decirte a ti mismo que necesitas ese trabajo para mantener tu vida en marcha y que, si no lo consigues, serás un fracasado. De repente, todo tu futuro -y tu valor como persona- parece depender de una breve conversación con un desconocido.
2) Determina que sólo el éxito perfecto es suficiente y que cualquier otra cosa sería catastrófica. Esto hace que la tarea parezca imposiblemente difícil y aterradora. Por ejemplo, es posible que te digas a ti mismo que tienes que sorprender al entrevistador. Todas tus respuestas tienen que ser elocuentes y perspicaces. No puede fallar ni parecer poco preparado. Obviamente, es una exigencia totalmente irrazonable.
3) Debido a la presión que has acumulado sobre la tarea, te paralizas: en lugarde empezar a hacerla, no dejas de pensar en todo lo que podría salir mal. Por ejemplo, en lugar de planificar la entrevista, te dices a ti mismo lo difícil y estresante que será y lo probable que es que la fastidies. En otras palabras, cuando el estrés autoimpuesto es demasiado, procrastinas evitando la tarea por completo.
4) Por último, esperas hasta que alguna presión externa -como una fecha límite o una consecuencia inminente- te obliga a realizar la tarea. Como estás apurado, es probable que hagas la tarea de forma desordenada, lo que significa que no la harás tan bien como serías capaz. Por ejemplo, tu entrevista de trabajo está en el calendario: por mucho que lo pospongas, tendrás que presentarte, estés preparado o no.
---Fin de la vista previa.
¿Te gusta lo que acabas de leer? Lee el resto del resumen y el análisis de "El hábito del ahora" de Neil A. Fiore en Shortform.
Esto es lo que encontrará en nuestro resumen completo de The Now Habit:
- Por qué la gente tiende a posponer las cosas más importantes
- El origen de la procrastinación y por qué no significa que seas perezoso
- Cómo hacer más cosas sin dejar de mantener una vida equilibrada