¿Por qué deben jugar los niños al aire libre? ¿Cómo puede ayudar jugar al aire libre a la salud mental de los niños?
En The Nature Fix, Florence Williams explica por qué los niños necesitan pasar tiempo en la naturaleza. Repasa los beneficios de pasar tiempo en la naturaleza y cómo favorece un desarrollo saludable.
Siga leyendo para conocer las afirmaciones de Williams.
La naturaleza favorece el desarrollo de los niños
¿Por qué los niños necesitan pasar tiempo en la naturaleza? Pasar tiempo en la naturaleza tiene cuatro beneficios principales para los seres humanos: reduce el estrés, refuerza el sistema inmunitario, mejora la función cognitiva y favorece las relaciones sociales. Todos estos efectos son especialmente beneficiosos para los niños, afirma Williams. Además de estos beneficios, la naturaleza también ofrece a los niños oportunidades para jugar al aire libre -una alternativa saludable a las actividades sedentarias de interior- yun entorno sensorial rico que puede ayudarles a desarrollar habilidades motoras y la conciencia espacial.
(Nota breve: Dejar que los niños jueguen al aire libre es bueno para su desarrollo, pero no siempre es posible, sobre todo cuando los padres trabajan y no pueden llevarlos al parque. En algunos estados de EE.UU. es ilegal dejar que los niños jueguen al aire libre sin supervisión. Aunque la seguridad es y debe ser una preocupación, hay quien sostiene que algunas normativas se pasan de la raya como resultado de una combinación de paternidad helicóptero y políticas familiares retrógradas).
La investigación también sugiere que el tiempo en la naturaleza puede ayudar a controlar el TDAH en los niños: Williams señala la diferencia entre los diagnosticados de TDAH en EE.UU. y Finlandia, donde tres cuartas partes del país están cubiertas de bosques y casi toda la población pasa regularmente tiempo en la naturaleza. La mayoría de los niños estadounidenses diagnosticados de TDAH lo controlan con medicación; en cambio, la mayoría de los niños finlandeses no lo hacen.
(Nota breve: el TDAH, o trastorno por déficit de atención con hiperactividad, es una enfermedad del neurodesarrollo que suele aparecer en la infancia. Mientras que en Estados Unidos se recurre en gran medida a la medicación y en Finlandia al aire libre, algunos expertos afirman que debemos replantearnos el enfoque para abordar el TDAH. En su libro de 1999 Mentes dispersasGabriel Maté escribe que, más allá de ser una afección biológica, el TDAH también tiene raíces sociales y psicológicas, derivadas principalmente de la ruptura del vínculo entre padres e hijos. Por eso recomienda alimentar psicológica y físicamente a los niños reparando el vínculo paterno-filial. Dice que la medicación puede utilizarse como parte del tratamiento, pero no hace hincapié en la necesidad de pasar más tiempo al aire libre).