¿Por qué sentimos vergüenza y cómo podemos superarla?

Este artículo es un extracto de la guía del libro de Shortform "El poder de la vulnerabilidad" de Brené Brown. Shortform ofrece los mejores resúmenes y análisis de libros que deberías leer.

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¿Por qué sentimos vergüenza? ¿Cuáles son algunos métodos saludables para manejar la vergüenza y cómo pueden ayudar los consejos de Brené Brown?

En su charla TED El poder de la vulnerabilidad, Brené Brown explica las causas de la vergüenza, cómo se desarrolla desde la infancia y ofrece cinco métodos para afrontarla. Solo cuando superes la vergüenza podrás empezar a vivir de todo corazón.

Continúa leyendo para conocer el debate de Brené Brown sobre la vergüenza.

Brené Brown sobre la vergüenza

¿Por qué sentimos vergüenza? Según la charla TED de Brené Brown, la vergüenza es la inseguridad que se adhiere a la identidad propia y se interpone en el camino de la acción o la vulnerabilidad. Hace que las personas crean que no son dignas o que no se les puede querer. Por ejemplo, si te avergüenzas de tu aspecto y alguien te rechaza románticamente, puedes creer que no eres "lo bastante atractivo", lo que disminuye tu autoestima.

La vergüenza se basa en que las personas creen que su experiencia con la inseguridad es incomprensible, lo que crea una sensación de soledad. Esto a menudo hace que la gente crea que nadie más podría entender su situación, lo que lleva al desarrollo de tres factores que permiten que la vergüenza crezca: el secreto, el silencio y el juicio. 

Por ejemplo, una forma común de vergüenza se conoce como "síndrome del impostor", o la sensación de que eres un fraude. El síndrome del impostor requiere que creas que las personas que te rodean están más cualificadas que tú y no pueden entender tu inseguridad. Esto puede llevarte a guardarte tus miedos para ti mismo (silencio), impedir que los demás vean tus posibles debilidades (secretismo) y aumentar tu conciencia de los fallos de los demás (juicio).

Aunque la vergüenza nos aísle, todo el mundo la experimenta (a excepción de los psicópatas graves). Aunque nadie quiere compartir sus inseguridades, hablar de la vergüenza es la única forma de reducir su poder porque, una vez que sabes que no estás solo, la vergüenza pierde su influencia. 

Causas comunes de la vergüenza

La vergüenza suele desarrollarse en la infancia y perdurar en la edad adulta. Las raíces de la vergüenza suelen construirse en casa o en la escuela como resultado de las interacciones con figuras de autoridad como los profesores o los padres. Por ejemplo, si un profesor llama "estúpido" a un alumno delante de la clase por olvidarse de poner su nombre en el trabajo, ese alumno puede desarrollar vergüenza en torno a su inteligencia. 

Un estudio demostró que el 85% de las personas sienten el impacto de haber sido avergonzadas en la escuela. De esas personas, la mitad fueron avergonzadas por su creatividad (o por la falta de ella). Esto ha hecho que muchos eviten la creatividad hasta bien entrada la edad adulta, provocando lo que muchos en el mundo empresarial llaman una "crisis de innovación."

Además de las interacciones negativas con profesores y padres, las interacciones negativas con los hermanos suelen causar vergüenza. Los hermanos conocen los desencadenantes de los demás y a menudo abusan de ese conocimiento mediante insultos, maltrato físico y otras prácticas crueles. Suelen ocurrir durante las peleas y suelen ser desahogos de la ira ajena. 

Por ejemplo, si Johnny ha tenido un mal día en el colegio y su hermana, Kelly, hace una broma a su costa, Johnny puede hacer un comentario cruel sobre el aspecto de Kelly como represalia. Si la imagen de sí misma es algo con lo que Kelly lucha, este comentario podría alimentar su vergüenza y hundirla aún más en su inseguridad.

Desencadenantes de la vergüenza 

Los desencadenantes de la vergüenza son temas que evocan respuestas emocionales basadas en tus inseguridades. Estos desencadenantes suelen ser el resultado de tu educación y pueden provocar una de estas tres respuestas negativas:

  • Silencio: No dices nada e interiorizas tus sentimientos. Esto conduce a la desconexión, ya que te cierras emocionalmente. 
  • Complacencia: Complaces a la gente y sobrecompensas para fingir que no pasa nada. Esto provoca decepción al sucumbir a las presiones de los demás.
  • Agresividad: Se arremete y, a menudo, se avergüenza a otras personas como represalia. Esto perpetúa y exacerba la cultura de la vergüenza.

Por ejemplo, si te sientes inseguro sobre tu cuerpo y alguien hace un comentario fuera de lugar sobre el peso de alguien, puedes sentir una respuesta emocional a su comentario, que te lleve a hacer una de las siguientes cosas:

  • Te alejas y te sumerges en tu trabajo. Cuando la gente te pregunta qué te pasa, no dices nada. (Silencio)
  • Te sobrecompensas burlándote también de la persona de la que hablaba tu colega. Más tarde, te sientes decepcionado por comentar el peso de otra persona. (Complacencia)
  • Le dices a tu colega que se retire y luego haces un comentario sobre su aspecto. Tu colega se siente avergonzado y se desquita con otra persona. (Agresión)

Estos desencadenantes suelen desarrollarse en la infancia, pero perduran en la edad adulta. Por ejemplo, si te educaron para creer que la pereza es inaceptable, es posible que consideres que tomarte descansos o ponerte enfermo es inaceptable porque te impide trabajar. Esto puede hacer que tomes decisiones poco saludables y trabajes en exceso para evitar tu vergüenza.

Manejar la vergüenza

Por desgracia, la vergüenza forma parte de la vida. No hay forma de erradicarla, pero puedes afrontarla de forma saludable:

En primer lugar, entiende que la autoestima no tiene requisitos previos. No tienes que hacer nada para ser "digno" de amor y pertenencia. Si sientes que tienes que probarte a ti mismo, estás permitiendo que tu vergüenza dicte tu comportamiento.

En segundo lugar, cuando ocurran cosas malas, no permitas que dicten tu autoestima. No permitas que la culpa o la humillación se conviertan en vergüenza. Por ejemplo, si tomas una mala decisión, dite a ti mismo: "Tomé una mala decisión y estoy trabajando para arreglarlo". Por el contrario, evita decirte: "Soy una mala persona y, por eso, no puedo arreglar nada".

En tercer lugar, la responsabilidad es importante, pero nunca a costa de avergonzar. Esto se aplica tanto a cómo te tratan a ti como a cómo tratas a los demás. Por ejemplo, si tu hijo saca una mala nota en un examen, no le avergüences llamándole "vago" o "tonto". En lugar de eso, dile: "Creo que has tomado algunas decisiones equivocadas a la hora de estudiar, y sé que puedes hacerlo mejor porque eres inteligente y capaz".

Esto también se aplica a la responsabilidad personal. Tus actos hablan más que tus palabras, y si recurres a avergonzarte cuando cometes errores, la gente a tu alrededor se dará cuenta. Por ejemplo, si dices a tus hijos que nunca se llamen "estúpidos", pero tú te llamas "estúpido" después de cometer errores simples, tus hijos notarán tu hipocresía e ignorarán tu consejo.

Cuarto, practicar la resiliencia a la vergüenza. La resiliencia a la vergüenza es la capacidad de reconocer y discutir la vergüenza. Hay cuatro claves para la resiliencia a la vergüenza:

  1. Estás dispuesto a llamar a la vergüenza, "vergüenza". No intentes enterrar o desechar tus sentimientos, ya que eso sólo hará que vuelvan con más fuerza debido a la represión.
  2. Sabes de qué te avergüenzas y qué lo ha provocado. Por ejemplo, puedes sentirte inseguro sobre tu inteligencia después de que alguien te haga un comentario sobre tu trabajo. 
  3. Puedes separar tu realidad de las expectativas de los demás. Por ejemplo, si luchas contra el hecho de que te perciban como débil, la única forma de afrontar tu vergüenza es aceptar que no puedes llevar una vida sana de forma realista mientras reprimes u ocultas tus emociones para parecer "fuerte".
  4. Puedes ponerte en contacto con personas de confianza y hablarles de tu vergüenza. Deben ser personas que se hayan ganado tu confianza y que puedan soportar el peso de tu historia. Por ejemplo, si te sientes inseguro sobre tu cuerpo, puedes llamar a tu mejor amigo y hablar de tu vergüenza.

Por último, desarrolla algunas prácticas que te ayuden a identificar y manejar la vergüenza:

  • Conoce tus respuestas físicas a la vergüenza. Cuando sientas estas respuestas, sabrás que tienes vergüenza y podrás trabajar para manejarla de forma saludable.
  • Practica la autenticidad. Cuando sientas que surge la vergüenza, no te sobrecompenses ni te retraigas. Sé fiel a ti mismo y sabe que eres suficiente.
  • Si te sientes en espiral, date golpecitos en el centro de la frente. Esto ayuda a activar el córtex prefrontal, que procesa el pensamiento racional. 
  • Tómate tu tiempo para procesar tus emociones, especialmente en los momentos críticos. Aléjate un momento si es necesario. Así evitarás responder negativamente a la vergüenza de forma habitual.
¿Por qué sentimos vergüenza y cómo podemos superarla?

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Esto es lo que encontrará en nuestro resumen completo de El poder de la vulnerabilidad :

  • Las 10 prácticas que puedes utilizar para abrazar la vulnerabilidad y empezar a vivir una vida plena
  • Por qué pensar que nunca eres "suficiente" es peligroso
  • Las fuentes más comunes de vergüenza y cómo superarlas

Hannah Aster

Hannah se licenció summa cum laude en Inglés con doble especialización en Escritura Profesional y Escritura Creativa. Creció leyendo libros como Harry Potter y Sus materiales oscuros y siempre ha sentido pasión por la ficción. Sin embargo, Hannah hizo la transición a la escritura de no ficción cuando comenzó su sitio web de viajes en 2018 y ahora disfruta compartiendo guías de viaje y tratando de inspirar a otros a ver el mundo.

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