¿Alguna vez ha sentido vergüenza de su cuerpo? ¿Y si pudieras liberarte de esos sentimientos negativos? ¿Por qué la gente se avergüenza de su cuerpo?
En El cuerpo no es una disculpa, Sonya Renee Taylor explora los orígenes de la vergüenza corporal. Explica cómo las experiencias personales y las presiones sociales conforman nuestra imagen de nosotros mismos y nuestras expectativas de los demás.
Lea más para comprender los orígenes de las actitudes perjudiciales sobre nuestro cuerpo.
Por qué la gente se avergüenza de su cuerpo
¿Por qué la gente se avergüenza de su cuerpo y por qué deberíamos hacernos esta pregunta? Explorar las raíces y las repercusiones de la vergüenza corporal, así como las acciones discriminatorias dirigidas a diversos tipos de cuerpo, nos ayuda a comprender cómo se forman nuestras perspectivas sobre el aspecto físico y la autoestima. Esto subraya la importancia de cuestionar estas actitudes perjudiciales para cultivar una conciencia colectiva más sana.
Taylor escribe que nuestros cuerpos suelen ser portadores de una vergüenza profundamente arraigada que tiene su origen en experiencias personales de la infancia y posteriores, así como en expectativas y presiones sociales.
La vergüenza corporal tiene su origen en experiencias personales
Taylor escribe que las experiencias de la infancia, moldeadas por la comunicación y el compromiso con la familia, los amigos y los distintos medios de comunicación, suelen sentar las bases de los sentimientos de vergüenza por nuestro cuerpo. La vergüenza corporal suele arraigar durante nuestras primeras etapas de desarrollo y sigue reforzándose con las actitudes y comentarios de los familiares, así como con multitud de mensajes de distintos medios de comunicación. Desde una edad temprana, los niños interiorizan las normas sociales, reconociendo la distinción entre las normas aceptadas y las que se desvían de ellas, enfrentándose estas últimas con frecuencia al rechazo.
La experiencia de Keisha de que se burlaran de ella por su pelo, que tristemente le provocó alopecia por tracción -una dolencia duradera-, muestra la naturaleza profundamente arraigada de estas convicciones dañinas. Muchas de las personas que participan en los talleres de amor propio se identifican con la historia de Keisha, ya que ellas también tienen sus propias historias de sentir que sus cuerpos eran de alguna manera "incorrectos".
El trauma y el abuso en la infancia pueden inculcar percepciones negativas profundas y duraderas de uno mismo, que culminan en un sentimiento persistente y profundo de vergüenza con respecto a la propia forma física. A menudo, los supervivientes interiorizan estos sucesos hasta tal punto que llegan a considerar sus cuerpos como intrínsecamente defectuosos, como si estas historias fueran una parte fundamental de lo que son.
La vergüenza corporal tiene su origen en las expectativas y presiones sociales
Las normas sociales también contribuyen a estas creencias arraigadas al promover la vergüenza corporal. Taylor sostiene que la vergüenza corporal se deriva de la creencia de que algunos cuerpos se adhieren a una percepción "normal", mientras que otros se apartan de esta norma.
La idea de que existe un cuerpo "normal" crea sentimientos de insuficiencia e impulsa a las personas a luchar por un ideal a menudo inalcanzable y poco realista. Estudios realizados por grupos como el Girl Scouts Research Institute han puesto de relieve cómo muchas chicas jóvenes tienden a emular las imágenes corporales poco realistas que suelen mostrar los medios de comunicación, aumentando así las presiones sociales y familiares a las que se enfrentan.