5 tipos de comunicación violenta

Este artículo es un extracto de la guía del libro de Shortform "Comunicación no violenta" de Marshall B. Rosenberg. Shortform tiene los mejores resúmenes y análisis del mundo de los libros que deberías leer.

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¿Qué es la comunicación violenta? ¿Cómo puede ayudarte la CNV a aprender a comunicarte con respeto, amabilidad y compasión?

La comunicación violenta es cualquier forma de comunicación que bloquee nuestra capacidad para centrarnos en nuestra humanidad básica y establecer conexiones reales. Muchas de estas ideas están tan arraigadas en nuestro lenguaje y nuestra cultura que hemos perdido de vista cómo crean distancia entre nosotros y los demás. 

Lee sobre los tipos de comunicación violenta y qué hacer en su lugar.

¿Qué es la comunicación violenta?

En el contexto de la CNV, las palabras "violento" y "no violento" no sólo se refieren al conflicto físico. Cualquier comunicación que cause dolor o daño a alguien (incluidos nosotros mismos) es "violenta", mientras que cualquier comunicación que surja de la verdadera compasión es "no violenta". Rosenberg utiliza la expresión "comunicación que aliena la vida" para describir cualquier forma de comunicación que bloquee nuestra capacidad de centrarnos en nuestra humanidad básica y establecer conexiones reales. En este contexto, hay cinco tipos de comunicación "alienante de la vida" o violenta:

  1. juicios moralistas;
  2. comparaciones;
  3. negación de la responsabilidad;
  4. exigencias (en lugar de peticiones);
  5. cumplidos.

1. Juicios morales

Estos juicios surgen de la creencia de que nuestros valores son buenos, y cualquiera que no comparta nuestros valores está equivocado o es malo. Pueden adoptar la forma de culpas, etiquetas, insultos, críticas o diagnósticos. Los juicios moralistas son diferentes de los juicios de valor, que expresan nuestras creencias sobre el mundo y no sobre una persona o grupo concretos. Por ejemplo, "la violencia es mala" es un juicio de valor; "las personas violentas son malas" es un juicio moralista. 

Emitir juicios moralistas sobre los demás es, en realidad, una forma indirecta de expresar nuestros propios valores y necesidades (por ejemplo, si calificamos a un partido político de "malo", es una forma de comunicar que sus valores no coinciden con los nuestros). Por desgracia, cuando expresamos nuestros valores y necesidades mediante etiquetas, creamos conflictos y nos alejamos aún más de la satisfacción de nuestras necesidades. 

En el momento en que etiquetamos a alguien, creamos distancia entre él y nosotros, lo que nos permite olvidar nuestra humanidad común. Esta distancia es peligrosa:la raíz de la violencia es atribuir "maldad" a otra persona o grupo.

Este tipo de comunicación violenta es especialmente frecuente en las sociedades con fuertes jerarquías de poder porque defiende la noción de que algunas personas son "buenas" (y por tanto "merecen" estar en el poder) y otras son "malas" (y "merecen" cualquier castigo que reciban). 

En lugar de etiquetar a alguien basándonos en nuestras propias creencias o análisis, aténgase a la pura observación. Por ejemplo, en lugar de decir "Sara es muy vaga", di "Sara ha llegado tarde al trabajo tres veces esta semana". Se trata de una observación objetiva de lo que alguien hace, dice o cree, en lugar de un juicio sobre quién es como persona.

2. Establecer comparaciones

Como dice el refrán: "La comparación es el ladrón de la alegría". Cuando te comparas con otras personas, en realidad estás haciendo un juicio moralista sobre si son "mejores" o "peores" que tú. 

3. Negación de responsabilidad

Cuando atribuyes las causas de tus sentimientos y acciones a una fuente externa, niegas tu propia responsabilidad. Por ejemplo, las frases "Me enfada tanto", "Llegué tarde porque mi pareja tardó demasiado en arreglarse" y "Tengo que llevar falda a la iglesia porque soy mujer" son negaciones de responsabilidad.

Una forma de practicar la asunción de responsabilidades por tus pensamientos, sentimientos y comportamiento es sustituir las palabras "tengo que" por "elijo". Por ejemplo, en lugar de decir: "Tengo que madrugar", puedes decir: "Elijo madrugar porque llegar a tiempo al trabajo es importante para mí". Así te recuerdas a ti mismo que eres responsable de tus propias decisiones y que muchas de las cosas que haces por "obligación" son en realidad decisiones que sirven a tus valores más elevados. 

Este ejercicio puede resultar extraño al principio, porque estamos muy acostumbrados a pensar en términos de obligación. Puede que incluso pienses que algunas cosas son realmente "deberes", no "elecciones". Pero en el fondo todo lo que haces es una elección basada en tus necesidades o valores. Incluso algo tan básico como comer es algo que eliges hacer porque necesitas energía y valoras estar vivo. 

4. Exigencias

Expresar las peticiones como exigencias es una forma de comunicación tóxica porque amenaza implícitamente con la culpa y el castigo si la persona se niega (por ejemplo, que un padre pida a su hijo que limpie la cocina es una exigencia si el niño asume que será castigado si no obedece). De hecho, los propios conceptos de recompensa y castigo son formas de comunicación tóxica porque dependen de juicios moralistas. La idea de que alguien "merece" recompensa o castigo se deriva de nuestro juicio sobre si es "bueno" o "malo".

5. Los piropos: Una forma inesperada de comunicación violenta

Sorprendentemente, los cumplidos también son una forma de comunicación violenta, porque en realidad son un tipo de juicio. Si alguien te llama "brillante" o "con talento", está emitiendo un juicio sobre quién eres como persona. El hecho de que sea un juicio positivo no cambia el hecho de que te impide establecer una auténtica conexión humana con la persona que emite el juicio. 

Otra razón por la que incluso los juicios positivos pueden ser tóxicos es que la gente suele utilizar los elogios como herramienta de manipulación. Los directivos pueden elogiar a sus empleados para aumentar la productividad; los padres utilizan los elogios para fomentar el "buen" comportamiento de sus hijos y desalentar el "mal" comportamiento. Pero incluso el aprecio y el elogio genuinos pueden ser difíciles de aceptar con gracia porque contradicen directamente esa voz interior autocrítica.

Una razón secundaria para evitar las etiquetas de juicio positivo es que dan a la persona muy poca información sobre lo que ha hecho bien. Si le dices a tu hijo: "Eres muy listo", es posible que no tenga ni idea de qué ha hecho para ganarse la etiqueta de "listo" y se sienta confuso sobre lo que esperas de él. 

En lugar de confiar en los cumplidos, puedes mostrarte agradecido diciéndole a alguien cuáles de tus necesidades ha satisfecho y cómo te ha hecho sentir. 

Del mismo modo, cuando alguien exprese su aprecio por ti, no te obsesiones con si "mereces" o no ese aprecio. Reformula su elogio pidiéndole que exprese qué necesidades suyas has ayudado a satisfacer y cómo le ha hecho sentir. De este modo, su reconocimiento no es un juicio sobre quién eres, sino una expresión de gratitud por algo que has hecho. Al replantear los elogios de esta manera, puedes celebrar la alegría que eres capaz de proporcionar a otras personas sin preocuparte de que te juzguen.

5 tipos de comunicación violenta

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¿Te gusta lo que acabas de leer? Lee el resto del resumen y el análisis deComunicación no violenta" de Marshall B. Rosenberg en Shortform .

Esto es lo que encontrará en nuestro resumen completo Comunicación no violenta :

  • Cómo Comunicación no violenta te permite tener más compasión de ti mismo
  • Por qué la Comunicación no violenta es la clave para fomentar conexiones auténticas con los demás
  • Los 4 pasos para expresarse con empatía hacia los demás

Darya Sinusoide

El amor de Darya por la lectura comenzó con las novelas de fantasía (la trilogía LOTR sigue siendo su favorita). Al crecer, sin embargo, se decantó por los libros de no ficción, psicológicos y de autoayuda. Es licenciada en Psicología y una gran apasionada del tema. Le gusta leer libros basados en la investigación que destilan el funcionamiento del cerebro, la mente y la conciencia humanos, y pensar en formas de aplicar los conocimientos a su propia vida. Algunos de sus favoritos son Pensar rápido, pensar despacio, How We Decide y The Wisdom of the Enneagram.

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